Es una carrera entre letras y comas, que se tropiezan, atorándose ahí dentro, impidiendo la salida de algo coherente.
Tuesday, November 27, 2007
Tuesday, November 20, 2007
Melodías Cotidianas
Un soneto clásico, de los grandes, ambienta el trajín santiaguino. El ritmo que va estremeciendo el corazón de la gente apresurada se percata que ninguno de éstos presta oídos a su belleza; comienza a correr. Nota tras nota intenta llamar la atención de un público ausente enceguecido por el tiempo.
Puedo callar y muy pocos notarán mi silencio, piensa el músico que, sin saberlo, es parte del paisaje del Metro.
¿Otra melodía? Otro clásico.
Mas, con y sin percibirlo, será otra melodía olvidada por los muchos transeúntes que, hijos del tiempo, no sienten como aquella nota, que creen ya parte obvia de la cotidianeidad, es su aliento diario, es el alma que los incita a trabajar día a día, es la cuota de humanización que tienen en sus vidas.
Bah! Querida Melodía, no te extingas, porfavor, pues siempre habrá alguien que detenga su tiempo para sentirte, para darte entrada a su corazón, para, que con tus notras graves hagas vibrar su piel, y con las agudas crees el éxtasis en sus pupilas perdidas.
Oh! Melodía olvidada, abrázame y límpiame y afírmame y vitalízame y... Siénteme.
Oh! Musa perdida, te he hallado... O me has encontrado, como prefieras. Sea cual sea el caso, no me sueltes más. Sigue cobijando e intentado abrazar al sin fin de seres que escuchas, mas no oyen la vida que fluye por tus notas, pues te repito, no faltará quien alabe tu arte por el sentir.
Puedo callar y muy pocos notarán mi silencio, piensa el músico que, sin saberlo, es parte del paisaje del Metro.
¿Otra melodía? Otro clásico.
Mas, con y sin percibirlo, será otra melodía olvidada por los muchos transeúntes que, hijos del tiempo, no sienten como aquella nota, que creen ya parte obvia de la cotidianeidad, es su aliento diario, es el alma que los incita a trabajar día a día, es la cuota de humanización que tienen en sus vidas.
Bah! Querida Melodía, no te extingas, porfavor, pues siempre habrá alguien que detenga su tiempo para sentirte, para darte entrada a su corazón, para, que con tus notras graves hagas vibrar su piel, y con las agudas crees el éxtasis en sus pupilas perdidas.
Oh! Melodía olvidada, abrázame y límpiame y afírmame y vitalízame y... Siénteme.
Oh! Musa perdida, te he hallado... O me has encontrado, como prefieras. Sea cual sea el caso, no me sueltes más. Sigue cobijando e intentado abrazar al sin fin de seres que escuchas, mas no oyen la vida que fluye por tus notas, pues te repito, no faltará quien alabe tu arte por el sentir.
Thursday, November 8, 2007
Hay veces...
...en que solemos olvidar un poco de dónde somos y qué es lo que somos; a dónde pertenecemos. Hay veces en que solemos perder el rumbo, se nubla nuestra visión de las cosas. Hay veces, también, en las que a nuestro corazón lo asecha el escalosfríos, se entumece, tirita. Son veces en las cuales es imposible comprender, analizar; o a lo mejor, ese manto gris del que creemos sentirnos cobijados es, tan sólo, producto de la contante manía de pensar. A lo mejor, hay veces, en que se nos olvida sentir. Cómo sentir sin caer. A lo mejor es una parte del ser, del vivir, del... ser -otra vez-. Jugamos a ser fuertes, nos divertimos siendo los protagonistas de nuestras vidas, de nuestras existencias... ¿Pero no es eso lo que todos pretendemos? ¿No es acaso eso, precisamente, para lo que hemos nacido? Pero Wow! Nos sorprendemos al darnos cuenta el desgaste que todo ese esfuerzo crea en nuestro ser, nos da miedo enfrentarnos al surco que palpamos en nuestra alma... ¿De dónde saliste? -le preguntamos a ese cráter invisible-, pero olvidamos, también, que sólo nosotros sabemos la respuesta. ¡Sorpresa querida Yo! Lo has sabido todo este tiempo, pero qué venda te has puesto para no ver tu propia escencia; cuán inmeso fue el miedo que colmó tus sueños y atrapó tu ser para obviarme de esa forma, querida. ¿Se te olvida que no podemos vivir sin la otra? ¿Olvidas, acaso, también, que tú sin mi, dejas de ser tú?
-Vuelve al retoño, querida, vuelve.... Regresa con tu mantita, cobíjate bajo su manto, cobíjate... -dijo el alma- Llora, amor... Llora.
Y comenzó a llorar... y comenzó a sentir. Fue ahí, en ese segundo, minuto, instante, tiempo, cuando retornó el fénix. Fue ahi, también, el inicio de su camino.
- ¡Cuánto tiempo me has tenido aquí! ¡Qué tan difícil se te era mostrarme! -el alma seguía- ¡Claro! Ahora lloras... -Ya no era la misma alma, inocente la que hablaba, algo había cambiado- ¿Pero por qué te detienes? ¿Me quieres seguir obviando? ¿A caso no has entendido que no he sentido? ¿Te carcome, acaso, tu maquinaria manía de apretarme aquí dentro, de empujarme y azotarme, de moldearme de... comerme?
De su cuerpo brotaban, incontrolablemente, burbujas, lágrimas, amor, tiempo, espera, penas, alegrías. Era su cuerpo ahora, el que vomitaba vida.
¡Pero qué momento mágico aquel! Fueron, sólo las estrellas, testigos de dicho espectáculo. Espectáculo que conjuga la escencia de la vida, que mezcla y condensa, conceptos y verdades.
Epílogo:
Su alma, esa noche, soñó consigo misma. Su ser, esa noche, se reecontró con una antigua amiga, que, un día, en un juego como otros, se enrredaron en un laberinto, terminando en sueños paralelos. Su Escencia, en ese instante, nació otra vez.
-Vuelve al retoño, querida, vuelve.... Regresa con tu mantita, cobíjate bajo su manto, cobíjate... -dijo el alma- Llora, amor... Llora.
Y comenzó a llorar... y comenzó a sentir. Fue ahí, en ese segundo, minuto, instante, tiempo, cuando retornó el fénix. Fue ahi, también, el inicio de su camino.
- ¡Cuánto tiempo me has tenido aquí! ¡Qué tan difícil se te era mostrarme! -el alma seguía- ¡Claro! Ahora lloras... -Ya no era la misma alma, inocente la que hablaba, algo había cambiado- ¿Pero por qué te detienes? ¿Me quieres seguir obviando? ¿A caso no has entendido que no he sentido? ¿Te carcome, acaso, tu maquinaria manía de apretarme aquí dentro, de empujarme y azotarme, de moldearme de... comerme?
De su cuerpo brotaban, incontrolablemente, burbujas, lágrimas, amor, tiempo, espera, penas, alegrías. Era su cuerpo ahora, el que vomitaba vida.
¡Pero qué momento mágico aquel! Fueron, sólo las estrellas, testigos de dicho espectáculo. Espectáculo que conjuga la escencia de la vida, que mezcla y condensa, conceptos y verdades.
Epílogo:
Su alma, esa noche, soñó consigo misma. Su ser, esa noche, se reecontró con una antigua amiga, que, un día, en un juego como otros, se enrredaron en un laberinto, terminando en sueños paralelos. Su Escencia, en ese instante, nació otra vez.
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