Tuesday, April 20, 2010

Estancia

Me encanta sentir como estas salas, llenas de historia, se van convirtiendo poco a poco en mi reencuentro con la historia, con el saber, con el sentir. Es un lugar mágico, con miles de mundos, de pasiones, de lenguajes… Pero sé que sería imposible captar, resentir esto una y otra vez si no supiera du existencia, si no reconociera en ellas algo de mi propia vida; algo de mi universo. Y es este placer, este gozo que vivo aquí cada vez que decido nadar y sumergirme dentro de las obras lo que me gustaría que el resto de la gente sintiese. Me muero de ganas en posibilitar esta magia a los demás, a que esta forma de aproximarse a los objetos, sea también reconocible por el resto. Es un “mirar” en búsqueda de lo bello, de lo estético, y ser consciente de esto me hace encontrarlo aún más hermoso. Es el acto de mirar, de querer entrar, es el acto poético lo que me apasiona. Sí… Acto Poético. Hasta ese concepto me encanta, me invita a sentirlo, a regocijarme en el… en un concepto.


Es esta capacidad de abstracción la que amo en el arte, en las artes. Ese instante que se hace eterno, esa mirada que toca y esos oídos que saborean. Cómo la mente se vuelve etérea, los objetos pierden su físico y se trasladan a otra realidad que no es ficticia. Cuando mi alma es capaz de apropiarse de un nuevo mundo de nuevas verdades, de nuevos miedos y placeres, aunque sean los 10 minutos que me quedo frente a la obra o los 4 que dura una canción, nada más importa. Mi cuerpo físico vibra sólo con un mirar diferente ¿qué otra cosa puede hacerme esto? No necesito nada más, solo entrar en ella. Mi alma entra, mi cuerpo se queda parado al frente, pero yo me convierto en algo que vuela dentro. Es por esto que tengo fe viva en el aura. Gracias W.Benjamin, sin ti no tendría palabras para explicarlo.
El arte me permite vivir cielos siempre únicos.

Persepciones VI - Edouard Vuillard

Edouard Vuillard

La princesa de Bibesco 1920

Soy una fanática de los mundos que pueden ser inventados con los colores. Y no me refiero a las figuras q se crean a con los colores, sino a los diferentes universos q percibimos cuando son ordenados y escogidos correctamente.

Si esta es una de mis pasiones en el arte, el color, que vivifica y deja vivir, en esta obra vivo. Me vuelvo pequeña e insignificante cuando me sumerjo en ese mar de colores pasteles… podrían ser todos un gris, pero ese gris se vuelve verde, rosa, naranjo, azul o lila… La mancha se separa del todo, recorre el espacio y luego se transforma, como si tuvieran vida propia… cada elemento tiene voz independiente, pero moriría si la separan de sus compañeros, de su todo.

Finalmente esta esa lámpara que genialmente irradia pequeños hilos de luz que bañan la habitación, conjugándola por completo. Es esa luz la que da en definitivo la sensación ambiente único, con pinceladas gruesas, pastosas y que a diferencia del resto cromático, brillan. Es delicioso ver el brillo tan sutil y delicado en el pelo y el cuello de la princesa, en la punta de la mesa que nos hace entrar en el cuadro, en la silla y una larga en la ventana.

Me alejo con la mis ojos gozosos de placer.

Persepciones V - Toulouse-Letranc

Toulouse-Lautrec – Monsieur Fourcode 1869

Querido Toulouse, me sorprendiste. ¡Qué destreza con los pasteles!- pensé, y cuando leo –ni siquiera fui capaz de saberlo por mi misma- es un óleo sobre tela. ¡Espectacular!

Trabaja la pintura, en casi toda la tela, a través de trazos, de líneas. Mientras Van Gogh usa pequeñas manchas, su contemporáneo deconstruía el esffumato superponiendo líneas de colores pintadas. Me encanta sentir el placer de este engaño, me encanta que el artista logre eso que ahora vemos tan difícil, tan inalcanzable y que intentamos -como artistas- de concebir… Un vil engaño a los ojos que vienen a desnudarnos, vienen a descubrir las entrañas de la mente creadora puesta en cuestión a través de la obra. Esos ojos inquisidores son burlados… Felicitaciones, querido.

Con una composición simple, pero inteligente, logra que nuestra vista tenga un recorrido tranquilo y placentero por la escena representada, sin que esta llegue a ser completamente pasiva. El artista detiene el tiempo en un instante, nos conduce por la obra haciendo hincapié en algunos elementos, con ritmo, como si fuera un vals, y el artista mi acompañante. ¡Todo lo que puede hacer una composición con el movimiento!

Los colores son exquisitos, opacos, tizosos. Me gusta reconocer los contrastes cromáticos, que no tienen por qué ser tan obvios, bruscos y fuertemente puestos equilibrarlos. Hay una sutileza, una delicadeza en la forma de escoger los tonos, matices y brillos cromáticos que hacen de este vals, uno suave y pomposo. Por otra parte, los vacíos que son dejados no tanto por el color, sino por la no terminación de la forma y la tela desnuda, terminan por determinar el timbre de esta música, que es la pintura.

Percepciones IV - Comparación Renoir & Van Gogh

Veamos ahora... Siguiente sala, Van Gogh y Renoir. El primero es “El Escolar” de Van Gogh y el otro es “Girl with corn eyes /Girl with flowers”, ambos realizados en 1888. Es interesante que el curador los haya puesto juntos, ya que son ambos retratos de niños, pero sobre todo porque evidencia el modo de trabajar la representación, la pintura y el color de formas tan diferentes y propias.

Por una parte tenemos a Van Gogh, con esos “planos” de color tan recortados, utilizando un trabajo de complementos cromáticos espectacular. Pero a medida que nos acercamos, no son planos, sino que vamos descubriendo color tas color, mezclas de un color superpuesto a otro, que lo hace riquísimo, son mini universos independientes –en este caso cada mezcla-. También está la composición de la obra, atrás libre pero no neutra, ya que está a su vez separada en dos ambientes –rojo y naranjo- creando una línea horizontal pregnante en la pintura. Ésta a su vez se ve quebrada por la posición del niño y la silla que crea una diagonal. Finalmente –para mi escala de intereses- está el trabajo cromático realizado en el resto de la figura… Esos verdes musgos, amarillos y rosas bermellón se mezclan, y se separan. La vista perdida del representado llega a dar miedo, me lleva a un “recogimiento del ser” –grandes palabras!- y que me recuerdan mucho a las obras de Jenny Saville, que no tendría la menor sorpresa de saber que fueron inspiradas de esta obra.

Y como dije antes, junto a la esta obra está Renoir, y que si bien nunca lo había pensado -puede ser porque nunca había sido direccionada a verlas juntas, a no ser ahora por el curador- se parecen mucho, pero al mismo tiempo son universos diferentes.

Renoir, a diferencia de Van Gogh, es mucho más naturalista en su forma de representación. Todo está construido por medio de pequeñas pinceladas que se superponen, que se vuelven propias si nos acercamos a la obra, pero que al alejarnos crean forma, crean volumen, careciendo completamente de la línea –como es el caso anterior-. Mientras que Vicent trabaja a partir de planos, Renoir los anula completamente, en cuanto el primero crea tensión con el brillo de sus los colores, el segundo los armoniza…

Los ojos de la niña de Renoir hablan, preguntan, interpelan; como lo hacían los de Lawrence.

Está siendo muy placentero observarlas juntas. Dos artistas tan importantes, cada uno con sus elecciones propias de lenguaje, pero que puedan tener percepciones en común.

Wednesday, April 14, 2010

Persepciones III - Rembrandt

MASP 30 de Marzo 2010

Pero la obra – de esta sala- que realmente me llama, y me grita que la vea, es uno de los autoretratos de Rembrandt. No sé si será porque es del famoso Rembrandt, y por toda la importancia histórica –hasta de marca!-que él puede llegar a tener, endiosado en la historia de la pintura; puede que sí, de alguna forma lo sea. Pero también soy capás de ver qe no es sólo el mito de un nombre; con certeza ese “algo” que lo convirtió en historia traspasa la materia, la pintura y viaja hasta mis ojos.

Por una parte esta esa mirada penetrante, que te hace imposible romperla fácilmente, sin embargo el aspecto que más me envuelve, es el paso de la figura desde las sombras a la luz, tan trabajado en el barroco, y que aquí se hace tangible. Definitivamente estar frente a frente a la obra es vivirla, no sólo conocerla. Es toda una experiencia que marca. Una parte bellísima es como la nariz se descibre desde las sombras, en la densidad matérica, mezclada con los cambios de temperatura y que crean volumen, pero nisiquiera es el volumen de la parte lo que la hace electruzante, es la separación, el recorte perfectamente unido entre una parte y otra. Que mis ojos sean capaces de tocar y sentir el cambio de densidad me da escalofríos. Estado a cuatro metros soy capaz de hacer un zoom y ver/imaginar la textura de la tela, que no logra a ser oculata por la suave veladura de que esocde las sombras, y al mismo timepo, unos milímetros al lado, nisiquiera recuerde la tela porque es la pintura y su color la comienza a caerse casi del cuadro…

Esos cambios de distancias creados con casi nada son realmente impresionantes. Ese fenómeno es el que se va repitiendo pero en menos medida en el resto de la obra, esta vez con cambios más sutiles dentro de las zonas oscuras del cuadro.

Adios Rembrandt!

Persepciones II - Lawrence

MASP 30 de Marzo 2010

Ahora estoy ante un Gauguin, un Rembrandt, un Touluse-Letranc, Manet, Reynolds, Thomas Lawrence y un Van Dick, entre otros.. Sólo retratos. De todos, hay tres que me llaman mucho la atención y por aspectos completamente diferentes.

El primero (y no por orden de importancia, más bien de llegada), es de Lawrence, “Sir Samuel fluyder’s children” 1806. De esta obra, lo que más me atrae con los niños. Puede que sea por mi atracción por el retrato y la representatividad, o también por esa búsqueda del rostro perfecto por los que muchas veces los artistas se obsesionan y eternizan en sus obras; como pasa con los niños de Renoir. Aquí es la niña pequeña que está a la izquierda del cuadro la que me hipnotiza y no me deja de interpelar… Qué es lo que está interpelando, no lo sé, pero espera una respuesta, o eso creo ver. Para mi es la que más actividad tiene en la obra, pues el varón, si bien tiene una postura mucho más firme, decidido y mirando sin duda alguna al centro –a demás de ocupar el centro de la obra- creo que se mezcla un poco con el recuerdo de “todas las demás obras”. Esa postura hierática se repite a lo largo de la historia del arte y puede ser que sea justamente eso lo que me hace obviarlo dentro de la escena – sin desmerecer su mirada también activa-. Por otra parte está la “hermana grande” junto a un galgo que no deja de ser parte también de estos hermanos; pero ella al estar con la mirada volcada al exterior – un punto muy interesante a ser discutido- no me envuelve como ocurre con la pequeña. Otra cosa que me atrae son las nubes que se contraponen a esa pincelada –que si bien es suelta- sigue estando dentro de los parámetros academicistas; son realmente nubes libres y hasta puedo imaginar la actitud del pintor al momento de hacerla, con un pincel grueso y largo, primando la gestualidad.

Persepciones I - Frans Hals


MASP 30 de Marzo 2010

Frans Hals 1631 “Oficial sentado”:

Estoy ante este cuadro de 1631. Es increíble ver como el color, las capas van superponiéndose... Podría ser un cuadro de ahora, porque no es raro ver esa modalidad de la pintura hoy en día, sin embargo, como sé que es de 350 años atrás. No puedo evitar conmoverme y sentir como todos los pelos se queden de punta. Eso es el aura me imagino… La famosa aura de la pintura, de la obra. Esa fuerza que hace vibrar, que crea un puente directo entre la obra y el espectador, que construye un camino sensible entre uno y otro.

Este cuadro en especial, tiene un trabajo de luz que podría verse perjudicado porque está construido con una base tizosa, creo que se debe a la cantidad de blanco que el artista utilizó, sobre todo en las partes de sombra; sin embargo en las zonas de luz, la pasta sobresale, crea, se vuelve carnosa, el color brilla y se vuelve vivo… Es realmente increíble.. El guante y el rostro, cerca de la zona de los ojos es realmente conmovedor… Dan ganas de apretarlo, tocarlo, sentirlo; mi vista puede quedarse horas sumergiéndose en esa pintura que se vuelve océano. El tiempo se detiene y se hace eterno, ya no hay límites, podría ser perfectamente 1630 O 1900 o 2010. No importa el tiempo, porque la obra ha sido capaz de romper esa barrera y transportarme allá, a su mundo, a su época, la obra me convierte en una más de ellos, como un pasadizo que traspasa dimensiones.