Es estar en un barranco, mirando como al otro lado la vida sigue y sigue. Te conviertes en un fantasma en sus vidas, un recuerdo, que a ratos pareces ser verdad, y en otros pasas al olvido.
Ahí estás parada observándolos.
Siempre has sabido que tu alma está dividida en dos. Pero cuando los oyes, cuando los ves del otro lado, sientes realmente como existen dos pedazos de alma. ¡Que amargo amor!.
Extrañas ser parte de sus vidas, así como ellos de la tuya.
Tienes miedo de que algún día ya no pertenezcas, porque aun hoy siendo un fantasma lo haces.
Pensabas que se pasaba con el tiempo. Pero claro, claro que no.
Sempre. Sempre saudade.
Y sigues ahí,
viendo fotos y recuerdos,
con la nostalgia liquida que baña el rostro,
intentas volver por medio de escenas creadas en tu mente,
imaginándolos riendo,
solo para saciar tu soledad al otro lado del barranco.
Es la ausencia y el silencio de la vida vivida.
Sempre. Sempre saudade.