Algún día no reconoceré más el nudo que tiñe hoy este agridulce llamado amor.
Simplemente será un retazo más de mi tan dulce llamada vida.
Por más que sea el -hoy único- martirio que cantas a mi mundo.
Dudo que tu piel sea la que reconozcan como suya mis sentidos,
aunque esos dulces -y a veces amargos- sonetos que perforas en mi mente
no serán mudos a estos -tan acostumbrados- oídos, impermeables al mundo,
mas jamás sordos a ti.
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