Lo único malo de todo esto es, que cuando ya no me guste más el cuadro que cuelga de mi alma, cuando las pinceladas que tanto transmitían y la textura que me hacía querer tocarlo sean indiferntes a mis sentidos; necesitaré viajar en busca de otra caja de ilusiones, de otro baúl de sueños y una gran, pero gran maleta de esperanzas. Porque, este cuadro se está cayendo; puedo ver como sus dedos ocre luchan por sejetarse a mi corazón, pero el peso de la pintura es tal, que no aguantará mucho más, bajándo como peso muerto hasta el fondo de mi ser.
Por eso necesitaré llenar la pared que, tú, obra, dejaste en mi muralla violeta.
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