Wednesday, December 29, 2010
The Little Treasure
Tuesday, December 28, 2010
Black Hole
Friday, December 24, 2010
Feliz Navidad
Saturday, December 11, 2010
Sweet
Monday, October 11, 2010
beats fastly
Friday, May 21, 2010
Wednesday, May 19, 2010
Persepciones VII - Jean-Baptiste-Siméon Chardin
Me encanta el concepto “Eterno”… Es algo tan perpetuo, tan ajeno y distante a nosotros, es tan diferente a cualquier limitación a la que estamos expuestos… Pero sobre todo, lo eterno es lo único que desafía al tiempo, y éste último sí que tiene poder, de hecho, creo que es el soberano de todos y todo. Es por eso que las obras que están en esta sala mueven mis entrañas y construyen un nudo en mi garganta.
Ahora, particularmente este retrato del “Pequeño Augusto”, me llamó la atención desde la primera vez que lo vi. Siempre que me gusta algo –sobre todo en arte- me pregunto el porqué, y las razones casi siempre están bien alejadas a la racionalidad o a lo “adecuado o no”;pues hablar de gustos, solo puedo aludirlo a mi persona, mis experiencias, mis fantasías e ilusiones. Leí por ahí que el gusto se construye y es el resultado de una identificación que encuentra la persona en la “cosa gustada”. Me gusta este cuadro. ¿En qué me identifica? No sabría decirlo exactamente, pero reconozco aspectos que me interesan. Por ejemplo, una de las cosas que estoy viviendo y que me encanta –ya que es producto de un momento único- es estar frente a frente a una obra original, donde lo ilustrado es exactamente de esa época (1740), no una “imitación” al momento. La peluca que el niño lleva, esas típicas que usaban en las cortes, blancas con un lazo, y que tanto vemos en películas de época, esa peluca fue usada de verdad por él, y Chardin lo pintó en ese momento, cuando sí se usaban.
Entonces, lo que yo tengo al frente no es el recuerdo de lo que se usaba, sino que es el momento en que fue hecha la obra viajando por el tiempo y congelandose ante mis ojos. Lo que generalmente vemos en películas, donde por más efectos que hagan, por más “realista” que parezca –porque se mueven, porque están acompañados por música, por su perfecto vestuario- todo eso da lo mismo pues sabemos que están “fingiendo” ser ellos, están fantaseando en retroceder el tiempo. Sin embargo en este momento, a pesar de que la imagen no se mueve, de que sé que es una simple imagen, de que la pintura por más realista que sea nunca dejará de ser pintura, a pesar de todo eso, sé que ese momento es real.
El cajón casi abierto, el trompo girando sobre la mesa y el niño esperando a que caiga para volver a lanzarlo… Hacer consciente eso, significa –para mí- el primer paso para vivir la obra. Y claramente, la estoy viviendo. Estoy viviendo el pasado. ¿Qué lindo suena, verdad?
Chardin me trasportó al siglo XVIII de una forma maravillosa, y es precisamente ese viaje el que siento cuando mi pecho se aprieta y mi garganta se va atando, formando nudos.
Por otra parte, está la música de colores suaves, todos dentro de una misma melodía gris, matices que oscilan entre los azules y amarillos, y la piel casi blanca del niño, tan típica de los retratos rococó. Es una sinfonía –puedo sentir hasta los violines- un poco fúnebre, pero es música al fin y al cabo.
Chardin, poeta, pintor y músico!
Tuesday, April 20, 2010
Estancia
El arte me permite vivir cielos siempre únicos.
Wednesday, April 14, 2010
Persepciones III - Rembrandt
MASP 30 de Marzo 2010
Pero la obra – de esta sala- que realmente me llama, y me grita que la vea, es uno de los autoretratos de Rembrandt. No sé si será porque es del famoso Rembrandt, y por toda la importancia histórica –hasta de marca!-que él puede llegar a tener, endiosado en la historia de la pintura; puede que sí, de alguna forma lo sea. Pero también soy capás de ver qe no es sólo el mito de un nombre; con certeza ese “algo” que lo convirtió en historia traspasa la materia, la pintura y viaja hasta mis ojos.
Por una parte esta esa mirada penetrante, que te hace imposible romperla fácilmente, sin embargo el aspecto que más me envuelve, es el paso de la figura desde las sombras a la luz, tan trabajado en el barroco, y que aquí se hace tangible. Definitivamente estar frente a frente a la obra es vivirla, no sólo conocerla. Es toda una experiencia que marca. Una parte bellísima es como la nariz se descibre desde las sombras, en la densidad matérica, mezclada con los cambios de temperatura y que crean volumen, pero nisiquiera es el volumen de la parte lo que la hace electruzante, es la separación, el recorte perfectamente unido entre una parte y otra. Que mis ojos sean capaces de tocar y sentir el cambio de densidad me da escalofríos. Estado a cuatro metros soy capaz de hacer un zoom y ver/imaginar la textura de la tela, que no logra a ser oculata por la suave veladura de que esocde las sombras, y al mismo timepo, unos milímetros al lado, nisiquiera recuerde la tela porque es la pintura y su color la comienza a caerse casi del cuadro…
Esos cambios de distancias creados con casi nada son realmente impresionantes. Ese fenómeno es el que se va repitiendo pero en menos medida en el resto de la obra, esta vez con cambios más sutiles dentro de las zonas oscuras del cuadro.
Adios Rembrandt!
Persepciones II - Lawrence
El primero (y no por orden de importancia, más bien de llegada), es de Lawrence, “Sir Samuel fluyder’s children” 1806. De esta obra, lo que más me atrae con los niños. Puede que sea por mi atracción por el retrato y la representatividad, o también por esa búsqueda del rostro perfecto por los que muchas veces los artistas se obsesionan y eternizan en sus obras; como pasa con los niños de Renoir. Aquí es la niña pequeña que está a la izquierda del cuadro la que me hipnotiza y no me deja de interpelar… Qué es lo que está interpelando, no lo sé, pero espera una respuesta, o eso creo ver. Para mi es la que más actividad tiene en la obra, pues el varón, si bien tiene una postura mucho más firme, decidido y mirando sin duda alguna al centro –a demás de ocupar el centro de la obra- creo que se mezcla un poco con el recuerdo de “todas las demás obras”. Esa postura hierática se repite a lo largo de la historia del arte y puede ser que sea justamente eso lo que me hace obviarlo dentro de la escena – sin desmerecer su mirada también activa-. Por otra parte está la “hermana grande” junto a un galgo que no deja de ser parte también de estos hermanos; pero ella al estar con la mirada volcada al exterior – un punto muy interesante a ser discutido- no me envuelve como ocurre con la pequeña. Otra cosa que me atrae son las nubes que se contraponen a esa pincelada –que si bien es suelta- sigue estando dentro de los parámetros academicistas; son realmente nubes libres y hasta puedo imaginar la actitud del pintor al momento de hacerla, con un pincel grueso y largo, primando la gestualidad.